(Grajan)
Estamos viendo día tras día el enfado de los promotores con las entidades financieras, en su momento la financiación era casi gratis y en cantidades enormes pero ahora se ha cerrado el grifo y los promotores no tienen fuente de la que beber.
¿Tienen razón? ¿Su enojo es correcto?
Veamoslo desde el punto de vista de un sufrido ciudadano, potencial comprador de una vivienda. Hace tres o cuatro años cuando se iba a preguntar a la caseta de ventas de una promoción por el precio y características de un piso, el trato recibido era deficiente, prácticamente sin interés te mostraban las dos o tres viviendas que quedaban libres (las peores por supuesto) y te decían que si no las comprabas en el momento tendrías que pagar más ya que se esperaba que subieran unos 3.000 euros la semana siguiente.
En este momento si te pasas por la oficina de ventas te ponen una alfombra roja, te dan regalos y te ofrecen toda clase de facilidades.
Los tiempos cambian, de los beneficios y prepotencia de antes se ha pasado a que los promotores tengan obstáculos y necesiten luchar diariamente como cualquier trabajador.
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